Y allí está mi punto. Como yo hay millones. Es una mezcla de miedo y desesperanza. Un punto entre "aquí no va a pasar nada" y "y si se arma un peo y me matan". Hace poco discutía eso, luego de la consabida "aquí va a haber un peo" yo respondo con lo que pienso la mayor parte del tiempo "si no pasó cuando se murió Chávez, si no pasó con las elecciones, ahora menos va a pasar".
Comparto noticias que me parecen valiosas, pienso que podría organizar un foro, una tertulia, una jornada de carteles. Pero lo que veo en las redes sociales es gente que grita que salga a tirar piedra con ellos, y que si no lo hago soy apática, no me interesa mi país, traidora, cualquier cosa.
Y a esa desesperanza que ocupa mi cuerpo, y la de millones de otros venezolanos ¿cómo la combates? La misma lucha de convencer a los que no votan. Pero es una lucha, no un regaño. Porque menos ganas de salir me quedan después de que me gritas que es mi culpa que el país esté así, que corra a ayudarte a esconderte de los gases, que corra o que acaso no veo que pasa. Cada vez que leo "Despierta Venezuela" pienso: ¿y tú crees que yo no sé lo que pasa? Creo que el mensaje no es el adecuado, ni está llegándole a quien debería.
Y conmigo hay un sector enorme de la población que no sale. Por diversas razones: miedo a la represión, la creencia de que es inútil y también la poca identificación con el discurso y los planes que ha manejado la oposición (y no me refiero solo a la MUD).
Con las redes sociales nos mantenemos informados unos 4 millones de venezolanos. ¿Y el resto? ¿Cómo les dices lo que está pasando?, ¿cómo los involucras en la lucha? ¿Cómo me involucro en la lucha?
No tengo respuestas. Tengo un montón de dudas en mi cabeza. Un revoltijo de tristezas, rabias y dudas. Y las redes me regañan, no me invitan.