martes, 2 de agosto de 2016

Esos, esas, esa... especialmente esa

Si usted cree que va a encontrar un rincón para compartir sus pestes en contra del país y en lo que se ha convertido abandone inmediatamente este blog.
 
¿Se quedó? Segunda advertencia: no vengo a hablar de política.
 
¿Sigue aquí? No diga que no le dije.
 
Esta publicación es sobre alergias.
 
Alergia a los préstamos trendy: las zonas de confort, los tiempos de dios son perfectos, lo que debe ser será, karma is a bitch, Lol (y todas sus conjugaciones), this, los videos de comida y los putos gifs que nunca puedo ver en mi teléfono. Esos comodines que solo restan.
 
Alergia a las fechas límite: de la tarea, del trabajo, de la tarea de los hijos, de la traducción que era ASAP, de las visitas, de los paseos cogidos de las manos, del momento de tener hijos, o de no tenerlos, de las firmas, de las vacaciones, de las fechas que los demás escogen para ti. Esas fechas de expiración que no quisiste.
 
Alergia a la gente estúpida: que no  se detiene a pensar un ratito, ni antes ni después de lo que sea que haga, que no puede pasar dos segundos sin música, ruido, hablar o interrumpir; esa gente que se escoñeta por un asiento en el metro, que se ríe después de empujarse; los triple C, los arenita-playita eternos, que no dicen poner porque solo las gallinas ponen. Esa gente estúpida.
 
 
Esos, esas y esa cochina alergia que me tiene la vida triste.
 
Cero final feliz.
 
Fin.

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