jueves, 12 de mayo de 2016

Procrastinar en tiempos de crisis

Tengo mil cosas que hacer. Mil cosas. También tengo mil ganas de no hacer ninguna. Y procrastino.

Debo terminar la tesis de la maestría,¿ o debería decir empezarla? Continuar desarrollando suena mejor. Debo corregir montones de exámenes y tareas, revisar trabajos de grado y ensayos. Debo ensamblar un material de estudio, terminar una traducción, redactar unos artículos, llamar a Cantv a ver si me ponen Internet, arreglar la lavadora, terminar de leer Cumbres Borrascosas, y El Retrato de Dorian Grey, ordenar mi cuarto, coser aquel pantalón que se rompió, preparar las clases de francés y qué se yo qué más…
Y ¿qué hago? Veo en Youtube (gastando los megas del celular) que ya viene la película de Assassin's creed.

No es mi intención que usted, mi estimado lector, se ponga a comparar su lista de cosas por hacer con la mía. Yo sé que hay gente que tiene más responsabilidades y se maneja mejor. La cuestión está en que cada día encontrar la motivación para empezar y terminar cada tarea se me está haciendo más difícil.

Para los procrastinadores crónicos, como yo, las fechas de entrega son lo mejor que puede pasarnos. Nos hacen trabajar a toda mecha y entregarnos por completo a la tarea. Pero incluso mis fechas de entrega se me hacen flexibles con esta desmotivación tan dura.

La fórmula de mi "situación-país" es así: inseguridad + sueldo + escasez = el CDLM. Y sépalo, no me refiero al cuartel.

Este post no será compartido en Facebook. No quiero sumarme a ese movimiento.


Este post no tiene final feliz. Inhala, exhala, mañana será otro día.
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